
Introducción
Por Ignacio Chilet Davanzo
Durante décadas, la televisión fue un ritual colectivo y pasivo. La pantalla dictaba la narrativa, y los espectadores, fieles o críticos, simplemente asistían. Con la llegada del streaming, se rompió la linealidad: el espectador ganó control sobre cuándo, dónde y cómo mirar. Pero ahora se está gestando un cambio aún más profundo. En vez de mirar, el futuro del entretenimiento nos invita a crear.
Plataformas como Showrunner, desarrollada por la startup Fable Studio y recientemente respaldada por Amazon, están convirtiendo al espectador en protagonista —no solo de la historia, sino también del proceso creativo. Este cambio señala el nacimiento de una nueva era: el streaming colaborativo y generativo, donde el contenido ya no es un producto terminado, sino una narrativa viva, moldeada colectivamente por comunidades globales.
Del prompt a la pantalla: así funciona Showrunner
Showrunner no es una simple plataforma de animación. Es un sistema narrativo generativo alimentado por inteligencia artificial que permite a los usuarios escribir un prompt —una frase, una escena, una idea— y obtener a cambio un episodio completo: guion, animación, voces, música y montaje. El corazón del sistema es el modelo propietario SHOW‑2, entrenado con miles de horas de contenido televisivo.
El primer experimento de la plataforma, Exit Valley, es una sátira animada sobre Silicon Valley, protagonizada por avatares que parodian a figuras como Elon Musk o Sam Altman. Pero lo más interesante no es la historia, sino el hecho de que cualquier usuario puede modificarla: cambiar líneas de diálogo, elegir nuevos finales, insertarse como personaje o incluso reescribir la historia desde cero.
En lugar de espectadores, tenemos ahora narradores activos, capaces de generar episodios inéditos de manera inmediata, sin necesidad de cámaras, equipos de rodaje ni experiencia técnica. Lo que antes era patrimonio exclusivo de estudios y cadenas ahora se vuelve accesible desde un navegador web.
Hacia un nuevo ecosistema creativo y monetizable
Este nuevo modelo no solo transforma la experiencia narrativa: también abre posibilidades económicas radicales. Showrunner ha implementado un sistema de créditos y regalías que permitirá a los usuarios monetizar sus creaciones generadas con IA. Si una historia generada por un usuario se vuelve viral o es adaptada por otro creador, se establece una distribución de ingresos. Por ejemplo, si remixas un episodio basado en otra historia, el autor original recibe el 40 % de las ganancias.
Este modelo se asemeja más a un ecosistema digital creativo que a una plataforma de streaming tradicional. Al igual que YouTube democratizó el video, y Wattpad la escritura, Showrunner y otras plataformas emergentes podrían hacer lo mismo con las series y el contenido episódico. Pero con una diferencia clave: aquí no se necesita una cámara, ni siquiera una voz. Solo imaginación y un prompt.
Además, se contempla un sistema de suscripciones por créditos de creación, mientras que el visionado seguiría siendo gratuito. Esto sugiere que el verdadero negocio del futuro no estará solo en el contenido, sino en la co-creación.
¿Una IA que escribe, dibuja y actúa? La pregunta por el valor humano
Con estas tecnologías generativas avanzando a pasos agigantados, surge inevitablemente una pregunta: ¿qué lugar ocupa el talento humano en este nuevo paradigma? ¿Se reemplaza al guionista, al actor, al director? ¿O simplemente se le extiende?
La historia demuestra que la tecnología no elimina la creatividad humana, sino que cambia sus herramientas. El surgimiento de la fotografía no eliminó la pintura. El cine no mató al teatro. Y la IA generativa, probablemente, no extinguirá al talento humano, pero sí lo invitará a reinventarse.
En este nuevo ecosistema, los creadores podrán licenciar su estilo, su voz, su presencia digital. Un actor podrá prestar su imagen o incluso su forma de interpretar para entrenar personajes generativos. Un guionista podrá diseñar las arquitecturas narrativas sobre las que se edifiquen cientos de variantes generadas por IA. Aparecerán nuevas profesiones: narrative architects, prompt engineers, world builders… oficios híbridos donde la sensibilidad humana será clave para dar alma a las ficciones generadas por máquina.
Más allá de la pantalla: hacia la ficción inmersiva y sensorial
Pero el futuro del entretenimiento no se detiene en la pantalla. Con los avances en realidad virtual, interfaces hápticas y hasta neurotecnología, se está preparando el terreno para experiencias totalmente inmersivas y sensoriales, donde el espectador no solo vea la historia: la sienta, la viva, la encarne.
Empresas como Meta, Apple y startups neurotech como Neuralink están desarrollando entornos donde el usuario pueda experimentar emociones, ambientes y decisiones narrativas en primera persona. En este contexto, una plataforma como Showrunner podría evolucionar hacia experiencias en las que el usuario no solo elige qué historia mirar, sino en cuál habitar.
¿Ciencia ficción? Tal vez. Pero hace solo cinco años, la idea de que una IA escribiera y animara una serie completa en segundos parecía igual de irreal.
¿Y el cine? ¿Y el teatro? ¿Y la narrativa tradicional?
Frente a esta ola de hiperautomatización creativa, también podríamos presenciar una revalorización de lo artesanal. El cine de autor, el teatro en vivo, la escritura literaria pueden convertirse en espacios de resistencia cultural, donde lo analógico recobre valor por su autenticidad, su imperfección y su humanidad. La coexistencia será posible —y quizás deseable—.
Habrá quienes busquen experiencias personalizadas y generativas. Y habrá quienes sigan queriendo dejarse llevar por la visión de un autor. Lo uno no cancela lo otro. El futuro de la narrativa será híbrido, no excluyente.
La gran pregunta: ¿queremos ser showrunners de todo?
Esta revolución tecnológica no es solo técnica, es también existencial. ¿Queremos tener el poder de alterar cada historia que consumimos? ¿Queremos convertir cada serie en una experiencia editable? ¿O preferimos, a veces, simplemente entregarnos a una historia y dejarnos llevar?
En Reddit, algunos usuarios comentan con escepticismo que esta oleada de contenido generado por IA podría generar más ruido que valor. “Solo más contenido vacío sin alma”, dicen. Y quizás tengan razón. Pero la clave estará en cómo usemos estas herramientas, no en las herramientas en sí.
Conclusión: la narrativa como juego, creación y espejo
Lo que está en juego no es solo una nueva forma de consumir televisión, sino una nueva relación con la ficción misma. De espectadores a creadores. De consumidores a narradores. De audiencia a comunidad.
El futuro del streaming —y quizás del entretenimiento en general— no será un catálogo, ni una parrilla. Será una red de historias en evolución, cocreadas por humanos y máquinas, que nos permitirá explorar mundos infinitos y también explorarnos a nosotros mismos.
Y quizás lo más transformador de todo sea esto: por primera vez, el centro del relato deja de ser la pantalla… y empieza a ser el usuario.